Los Balames

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Balam significa jaguar en el idioma maya. La palabra se aplica también en la mitología maya para denominar a unos genios o seres deletéreos (destructores) (el Uay Balam, en tierras mayas es el brujo con forma de tigre) protectores de los campos y las cosechas. Se les rendía culto antes de empezar la siembra y algunos los consideraron como deidad, aunque no aparecen en el panteón maya (conjunto de dioses). Se les consideraba como intercesores ante los dioses de los elementos nefastos como las lluvias torrenciales, que estaban regidas por la diosa Ixchel o los provocadores de todo tipo de desgracias meteorológicas, como era el caso del dios Ajchuj Kak.

También se les llama Nukuch (Nohoch)-Uinik que significa hombre grande y el de Yumil-Kol se les aplica cuando protegen las milpas; también es conocido como Bolom o Bahlum.

Una leyenda asegura que el dios regente de los campos y las cosechas, Balam, quien tenía el deseo de crear una humanidad de hombres perfectos formó a cuatro de sus hijos o seres predilectos tomando el maíz como elemento vital para dicha elaboración.

Los nombres de estos hijos son:

Balam Quitze, personifica al sol o elemento fuego.
Balam Acab, simboliza el elemento tierra.
Mahucutah, asociado con la luna y al elemento agua.
Iqui-Balam, se vincula con el elemento aire.

Mitologia Maya

Son los guardianes de los cuatro puntos cardinales de los pueblo mayas. De acuerdo con el investigador Robert Redfield, se hace mención de un quinto balam denominado Thup en la lengua maya, y explica que es el más importante de los balames. La palabra thup se usa para designar al más pequeño (x’thup) de una serie, o de un grupo de hermanos. Se considera este balam como el que revolotea sobre el punto central de la población, sin embargo la opinión general lo ubica en la posición oriental. El thup siempre está listo para descender en auxilio de cualquiera de sus hermanos que luchan contra los animales o los malos vientos.

A los balames se les describe como ancianos, de largas barbas blancas y con rostros  espantosos. Usan sombreros de ala ancha, usan túnicas ondulantes  y calzan sandalias. Se les describe como de gran altura, y otros declaran que poseen la estatura de un pigmeo. Son grandes fumadores, se comenta que las estrellas fugaces que surcan el espacio son las colillas de sus cigarros que arrojan desde el cielo. Como otros seres de la mitología maya, son  buenos y malos a la vez, cuidan lo mismo de las milpas y de los peligros que acechan a los pueblos  por la noche, que ultiman a quienes los ignoran y les escatiman oblaciones.

Por las noches, los balames permanecen despiertos y alertas, y previenen muchos accidentes que acabarían con el pueblo, tales como lluvias violentas, huracanes y enfermedades violentas. Otra de sus funciones es la de instruir a los h’men (x’men). Sienten fuerte predilección por los niños (suhuy, niños inocentes) a los que llevan a sus moradas para instruir en el conocimiento de la medicina tradicional. Al cabo de cierto tiempo, estos niños regresan al mundo convertidos en h’menob. El balam es el mejor curandero de cualquier enfermedad, por eso cuando te llevan te enseñan.

Los campesinos tradicionales valoran en gran medida la labor desempeñada por los balames y la agradecen dejándoles jícaras de zacá (bebida refrescante de maíz) como ofrenda.       

Tienen la reputación de inculcar respeto por las propiedades de la vida.

Se comunican entre sí por medio de silbidos fuertes y agudos, y aunque carecen de alas, son capaces de volar por el aire a velocidades increíbles. Ocasionalmente sostienen combates con las fuerzas del mas dispuestas a asaltar la población. Las huellas de estas luchas nocturnas pueden observarse al día siguiente en los árboles con sus ramas quebradas y desenraizadas, el suelo agrietado y grandes piedras diseminadas.

Se clasifican en dos tipos dependiendo de sus actividades. Los encargados de proteger los pueblos son llamados Balam-cahob que significa Balames de los pueblos o Canan-cahob (guardianes de los pueblos). Y los responsables de cuidar las milpas son llamados Balam-col.

Los campesinos de ascendencia maya piensan que los balames son invisibles. Si no se les coloca su ofrenda en las milpas, montan en cólera y castigan a los campesinos olvidadizos. Tales ofrendas consisten en jícaras con saká, bebida de maíz. Los balames suelen ir armados con los piliz-dzoncab, piedras de obsidiana, que arrojan a sus enemigos empleando los dedos para impulsarlas, piedras que los curanderos atesoran porque son muy útiles para realizar sangrías curativas. Los balames ayudan a los niños perdidos chiflándoles; cuando aparecen si por casualidad llegan a ver al balam que les chifló, los niños devienen, de por vida, hombres muy excéntricos.

Además de los balames, existen otros gigantescos espectros de aspecto terrible y truculento humor, y que de alguna manera se relacionan con ellos. Uno de estos es tan alto que un hombre de talla normal no le alcanza a las rodillas. Entra en las poblaciones a media noche y, plantándose como un tremendo coloso, con un pie a cada lado del camino captura a algún incauto transeúnte fracturándole las piernas con los dientes o causándoles un desmayo repentino. El nombre de este terror de los trasnochadores es Ua ua pach (Way pach/Uay Pach), del cual en una siguiente publicación ahondaremos un poco más.

Wap pach

En el estado de Chiapas se les conoce como Dzulum, que significa «ansias de morir», sin embargo en esta ubicación no se les conoce como entidades benéficas o benignas. Sale por las noches para proteger sus dominios, ya que él cree que todos los terrenos son suyos, puesto que es una de las criaturas más temidas en las cercanías de Chiapas, incluso hasta el mismo tigre le teme a su presencia, e incluso se dice que el mismo jaguar le ofrece comida y no por hambre sino para marcar su dominio. De acuerdo a la creencia popular, ningún mortal es digno de ver su figura a excepción de las victimas que escoge. Sus presas humanas son principalmente mujeres, creyéndose que tiene la capacidad de provocar una atracción irresistible en sus victimas, por lo cual su apariencia debe de ser hermosa y sublime. Se le imagina como un enorme felino con apariencia de jaguar, de brillante pelaje oscuro y ojos de color rojo. Hay mujeres que han hecho un pacto con esta criatura con el fin de convertirse en brujas. Representaría el suicidio o sería un segador de almas, puesto que se dice que las mujeres destrozadas por dentro le atraen y cuando estas se suicidan sus almas están a favor de él. El mítico personaje aparece en la novela Balún Canán, escrita por Rosario Castellanos.

Para consultar:

https://komoni.chemisax.com/el-balam-de-los-mayas/

https://www.laopinion.net/el-balam-o-los-balames-mayas/

https://es.wikipedia.org/wiki/Balam

https://es.wikipedia.org/wiki/Uay

https://es.wikipedia.org/wiki/Pante%C3%B3n_maya

https://www.wattpad.com/727003698-leyendas-populares-de-terror-balam

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